Entre las playas de Conil y de Barbate, detrás del cabo Trafalgar se yergue -dominando los mares del Estrecho- la atalaya de Vejer. Población de formas moriscas con casitas blancas y callejuelas empinadas. Entrar en Vejer es cómo adentrarse en el pasado. La calma y el silencio de un pueblo blanco que -al mismo tiempo- está empapado de modernidad multicultural.
Y desde lo alto puedes bajar a las hermosas playas de Vejer: La playa del Palmar. Una extensión de 4,2 Km de extensión de fina arena y dunas en plena regeneración.
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